viernes, 19 de diciembre de 2014

A VUELTAS CON LA MISIÓN COMPARTIDA

El 2014 que está a punto de terminar nos regala un libro de José María ARNÁIZ, SM, sobre "Vida y misión compartidas. Laicos y religiosos hoy".  Una publicación de PPC, editorial del Grupo SM.

El prólogo del libro corre a cuenta del Hno. Álvaro Rodríguez Echeverría, Superior General de los Hnos. de las Escuelas Cristianas.

Los párrafos siguientes han sido extraídos de la Introducción de este trabajo de 210 páginas de la colección Pastoral de PPC.

Hay ciertos animales , entre ellos los perros, que se vuelven agresivos cuando oscurece. Cuando regresa el día y la luz,  se tranquilizan. Para la Iglesia, para los laicos y los religiosos, los signos de los tiempos son luminosos e iluminadores y revitalizadores. No hay duda de que "la noche es el prólogo de la aurora... esa luz está ahí, y solo es necesario que la tierra y no el sol, su fuente, gire levemente para que amanezca" (María Zambrano).

Nuestra Iglesia tiene necesidad de una profecía (la nueva relación entre laicos y religiosos), que es de la gran mesa redonda y de la casa común, la fraternidad y la filiación, la mística y la profecía, el encuentro y el camino, la aventura evangélica y la pasión por Cristo y la humanidad.Con todo esto no estamos inventando el Evangelio. Estamos juntando fuerzas para hacerlo vida. Esta reflexión nos va a ofrecer respuestas y también preguntas. Y comenzamos por una de ellas: ¿Cómo te gustaría imaginarte la mesa redonda del futuro jesuita, marista, marianista, de La Salle, de la familia ursulina, dentro de los parámetros de la nueva relación religiosos-laicos?

Vivimos en un tiempo, en una cultura y contexto que piden que la vida no se repita, que se eviten las fotocopias, que se salga de la rutina, y sobre todo de la inercia, y se entre en días de novedad y fecundidad generosa, creativa, contagiosa y gozosa. Son muchas las alternativas que tenemos delante de nosotros, y que lo son de "todo o nada", y que interpelan a la Iglesia y a la humanidad entera.

 El creyente, si está movido por el Espíritu, mira al futuro, y lo hace con esperanza, y busca  lo nuevo de lo nuevo. El Evangelio es fuente y potencia de novedad. Esta verdad sencilla nos la recuerda con su versos León Felipe:

Nadie fue ayer, ni va hoy, ni irá mañana hacia Dios
por ese mismo camino que voy yo.
Para cada hombre guarda un rayo nuevo de luz el sol...
Y un camino virgen Dios.

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